Cada pincelada, cada trazo, cada obra tiene una historia… y un propósito.
Detrás de esta subasta hay artistas que donaron lo más valioso que tienen: su talento y su tiempo.
Y hay un comedor que todos los días da de comer, contiene y acompaña a muchos chicos que lo necesitan.
Subastar no es solo llevarte una obra. Es formar parte de algo más grande. Es apostar por el arte, por la infancia, por la comunidad.
Vos también podés ser parte. Vení, elegí, participá.